Estamos ante una crisis económica y sanitaria sin precedentes recientes. Hemos de abordar, entonces, políticas sanitarias que dobleguen la curva de contagio, al mismo tiempo que políticas económicas que aplanen la curva de recesión. Para detener la crisis debemos atacar su fuente. La atención debe centrarse en la contención del virus y la aceleración de la vacunación.

El FMI señala en su informe “Monitor Fiscal 2021” que si la aceleración de la vacunación permite controlar antes el coronavirus, se podrían recaudar más de 1 billón de dólares en ingresos fiscales adicionales a nivel mundial hasta 2025 en las economías avanzadas.

Si ese mismo escenario alcista en las previsiones económicas se materializa, el PIB mundial podría aumentar en 9 billones de dólares durante el mismo periodo, a medida que las empresas reabran y contraten más rápidamente.

Por lo tanto, la vacunación se amortizará con creces, proporcionando un retorno extraordinario para el dinero público invertido, que vendrá de la mano del aumento de la producción, reducción de las ayudas al desempleo e incremento de los ingresos fiscales entre otros.

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